Aportaciones del periodismo micronacional

viernes, 22 de febrero de 2013

Por: Fernando Forneo

Hemos asistido en los últimos meses a cambios muy profundos en el micronacionalismo hispano. Quienes nos hemos dedicado desde muchos años atrás al periodismo en las micronaciones comprobamos con estupefacción el colapso de un régimen de micronaciones controladas por una misma persona, escandalizándonos.

El periodismo micronacionalista ha tenido graves errores, pero al final ha afrontado una renovación – impulsada gracias a personas como Juan Carlos Valls O`Donell – que nos hizo desmontar ese aparato multicuentas de Esteban Navas para que, al abrir las ventanas, entrase aire fresco en la Casa micronacional.

De entre las conclusiones que hemos extraido aquellos a los que nos interesa el periodismo micronacionalista hay una contundente: Hay que hacer mucho trabajo de investigación. No en vano, sería ideal – y desde luego en este medio de comunicación lo haré – entrevistar en medios como Skype a los nuevos micronacionalistas, para asegurarnos evitar en el futuro fraudes como los del pasado.

El problema en sí a la postre ha demostrado ser el fraude; no el hecho de que una persona como Navas manejara múltiples micronaciones. ¿Por qué no lo declaró tranquilamente desde el principio? Pienso que probablemente lo habría hecho de no ser por el enorme desprestigio que siempre hubo en el micronacionalismo hispano hacia las micronaciones unipersonales. Y esto es cuanto menos ridículo a tenor de que a día de hoy la inmensa mayoría de micronaciones hispanas son, de facto, unipersonales.

Lo segundo que los interesados en periodismo micronacional hemos aprendido es que es necesario el trabajo de campo. Hay que bucear en proyectos de micronaciones que no sean de habla hispana y difundir sus ideas, un ejemplo lo hemos tenido en días recientes con las micronaciones que tienen fundaciones para investigar la Biblia, ayudar a la lectura a los jóvenes, o aquellas que intentan recuperar civilizaciones extintas como el Antiguo Egipto. Es importante este trabajo puesto que muchas veces la mayoría de micronaciones de habla hispana acaban cediendo al simulacionismo precisamente porque se quedan sin una fuente de ideas para sacar adelante proyectos.

Por último, si algo hemos aprendido es que no hace falta tener actividad diaria en el micronacionalismo; no somos como macroestados enormes donde hay millones de personas que siempre presentan algún tipo de actividad, y no pasa nada porque durante dos o tres días seguidos no se muestre actividad, lo importante es que cuando la actividad se presente sea de calidad.

En mi retiro del micronacionalismo reflexioné mucho, también hablé con compañeros de universidad que no han sido, precisamente, micronacionalistas. Algunos se animaron a mostrar algo de interés por este mundo pero la práctica totalidad me dijeron que no les interesa el micronacionalismo porque no le ven utilidad en su vida cotidiana. Y creo que eso es lo que debería primar por encima de todo; conseguir que las micronaciones saquen adelante proyectos que resulten de interés para la gente común y corriente, me refiero a nuestros compañeros de estudios y trabajo, el panadero, la frutera, el peluquero y el camarero que nos sirve los cafés.

Pero la cuestión es ¿cómo? Supongo que el “truco” está en combinar todo lo que hemos aprendido desde el periodismo micronacional en los últimos meses y aplicarlo con precisión quirúrgica en el día a día de nuestra vida micronacionalista.

 
El Intermicronacional © 2012 | Todas las noticias son de libre publicación, únicamente pedimos a cambio que se cite fuente de origen.